Todavía no tienes edad de comprender mis palabras y seguro que tardarás en leer mi carta, pero quiero que sepas que cuando te hagas más grande y entiendas, verás que, cuando hagas alguna de las tuyas, seré yo la que se enfade y te regañe; seré la que te secaré las lágrimas y te abrazaré cuando la vida no te trate bien; la que te haga tonterías para sacarte esa sonrisa linda que me encanta.
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domingo, 13 de marzo de 2016
Carta de una madre a su hijo
Para el amor de mi vida.
Hola , pequeño: Esta carta es especial y única. Un amor que no se puede comparar con nada. Eres mi sueño hecho realidad.
Todavía no tienes edad de comprender mis palabras y seguro que tardarás en leer mi carta, pero quiero que sepas que cuando te hagas más grande y entiendas, verás que, cuando hagas alguna de las tuyas, seré yo la que se enfade y te regañe; seré la que te secaré las lágrimas y te abrazaré cuando la vida no te trate bien; la que te haga tonterías para sacarte esa sonrisa linda que me encanta.
Todavía no tienes edad de comprender mis palabras y seguro que tardarás en leer mi carta, pero quiero que sepas que cuando te hagas más grande y entiendas, verás que, cuando hagas alguna de las tuyas, seré yo la que se enfade y te regañe; seré la que te secaré las lágrimas y te abrazaré cuando la vida no te trate bien; la que te haga tonterías para sacarte esa sonrisa linda que me encanta.
viernes, 19 de febrero de 2016
Relato 9
Desde lo alto del árbol en el patio de mi casa, siempre que observaba el paisaje se me cortaba la respiración. Cuando me sentía triste, enfadada o preocupada, trepaba a lo alto del árbol y todas mis preocupaciones se iban. Eso era lo que me ocurría en aquellos momentos.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Relato 8
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, en una tarde de otoño, yo estaba en mi casa del árbol y, de pronto, una piedra golpeó la madera. Me asomé para ver quién había tirado esa piedra y descubrí que era Zeus, uno de mis mejores amigos; le dejé subir. Era halloween, había una fiesta en el centro del pueblo a la que queríamos acudir y luego, a media noche, nos iríamos a una casa abandonada que la gente decía que estaba encantada. Habíamos quedado con nuestra reunión; eramos 10 personas y, aunque yo no hablase mucho con los demás, me llevaba bien con ellos.
Mi amigo había venido para terminar de preparar los disfraces . Yo me disfracé de zombie y mi amigo de alíen. Más tarde, llamamos a los demás y quedamos en par de horas en el parque, para, desde allí, ir a la fiesta. Como siempre llegaba tarde, menos mal que me esperaron.
martes, 16 de febrero de 2016
Relato 7
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, una noche de invierno, yo me disponía a ver una película, cuando, de repente, escuché unos pasos en la planta de arriba. Me levanté y fui a averiguar de dónde venían. Estaba subiendo las escaleras y de pronto vi una sombra Me asusté, corrí hacia mi habitación, pero algo me agarró por el cuello y me tapó la boca con un pañuelo, solo recuerdo que la sangre manchó la alfombra. Después, algo me despertó, pero yo no estaba en mi casa. Todo estaba oscuro, solo percibí una luz que me iluminaba la cara. De pronto vino alguien, se sentó en frente mía, se encendieron todas las luces y el hombre me preguntó:
- "¿Qué hacíasayer en la fiesta?"
Yo me quedé pensando unos minutos y le dije:
-" Mis amigos me invitaron aesa fiesta".
El hombre se fue sin dar explicaciones, se apagaron las luces y todo volvió a estar oscuro.
Al día siguiente, otra vez vino el hombre y me dio comida y agua. Otra vez se encendieron las luces y ese hombre me pregunto:
-"¿Cuántos años tienes?"
Yo le respondí que tenía 18 años. Después le pregunté que quién era él, pero me respondió que él era un hombre normal y que su trabajo era proteger a la gente.
Se fue y no volvió hasta la noche. Yo sequía sin saber dónde estaba, así que, cuando vino y lo volví a ver, se lo pregunté y me dijo que yo estaba en un lugar seguro. Me mirófijamente , me dio una manta y se fue . Yo no sabía dónde estaba, tenía miedo, y ya hacía cuatro días que me encontraba allí y no sabía nada. Nada de mi familia, nada de mis amigos, nada del misterioso hombre. Sólo sabía que estaba en un lugar seguro (o eso decía el hombre).
Aunque intentase escapar, yo sabía que no lo conseguiría jamás. En ese momento, vino el hombre de nuevo y yo le pregunté qué había pasado y él me contó que nuestro país había entrado en guerra y que todo había sido destruido. Ahí medi cuenta de que no volvería más a casa .
- "¿Qué hacías
Yo me quedé pensando unos minutos y le dije:
-" Mis amigos me invitaron a
El hombre se fue sin dar explicaciones, se apagaron las luces y todo volvió a estar oscuro.
Al día siguiente, otra vez vino el hombre y me dio comida y agua. Otra vez se encendieron las luces y ese hombre me pregunto:
-"¿Cuántos años tienes?"
Yo le respondí que tenía 18 años. Después le pregunté que quién era él, pero me respondió que él era un hombre normal y que su trabajo era proteger a la gente.
Se fue y no volvió hasta la noche. Yo sequía sin saber dónde estaba, así que, cuando vino y lo volví a ver, se lo pregunté y me dijo que yo estaba en un lugar seguro. Me miró
Aunque intentase escapar, yo sabía que no lo conseguiría jamás. En ese momento, vino el hombre de nuevo y yo le pregunté qué había pasado y él me contó que nuestro país había entrado en guerra y que todo había sido destruido. Ahí me
Moisés Ujica
domingo, 14 de febrero de 2016
Relato 6: Un día normal
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, yo estaba asomándome, mirando al cielo.
Bajé del árbol lentamente, fui dentro de casa, hice los deberes de Lengua y de Matemáticas que eran muy difíciles y, después, le pregunté a mi madre si podía salir a dar una vuelta con mis amigos. Me dijo que sí, pero que, al día siguiente, tendría que estudiar.
Relato 5
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, me quedaba sentado en una gruesa rama todas las tardes. La verdad es que aquel era mi sitio favorito, también me refugiaba allí cada vez que mis padres tenían sus continuas peleas. Pero aquel día era diferente, se escuchaban más gritos de lo normal; sonó un golpe ensordecedor y a los minutos vi como salía mi padre de casa. Así fue como decidí entrar en ella y, desde la entrada, observé algo extraño.
Relato 4
Desde lo alto del árbol del patio de mi casa, vi algo que me llamó la atención, algo no muy usual, algo bastante extraño para verlo desde una casa. Me parecían pájaros, pero me acerqué a observar. Aquello era una especie de familia de murciélagos, por así decirlo. Me quedé muy sorprendida y decidí no contarle nada a mis padres puesto que no le di importancia. Y así pasaron los días y nadie se dio cuenta de lo que había en aquel árbol.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Relato 3: Momentos de locura
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, observo las estrellas prestándoles mis dos ojos para poder grabar en mi pupilas aquellas joyas, no sé cuándo he llegado aquí ni cuánto tiempo llevo, solo sé que no puedo apartar mi vista, me absorbe cada joya haciendo que no sienta el desamparo de la noche y haciéndome creer que esto puede durar para siempre. De pronto, se apagan una a una haciendo que comprenda que debo continuar. Bajo del árbol, sigo un camino de piedra desgastada y solitario, me fijo en las cosas de mi alrededor: mil extravagancias ocurren para mis ojos, tantas que no puedo fijarme en cada detalle; hombres vestidos con ropa femenina, mujeres peludas, seres que parecen sacados de un libro...
Ubicación:
España
martes, 9 de febrero de 2016
Relato 2
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa podía divisar el bosque, donde solía jugar cuando era pequeño. No me pude resistir; bajé del árbol y caminé hasta adentrarme en él. Todos fueron recuerdos de mi niñez. Siempre quise volver , pero me resistía. ¿Cómo pude dejar de venir? Aún estaba todo igual. Allí seguía el árbol con mis iniciales talladas, el puente de madera en el río... Fue cuando me pregunté:“¿Estará el señor don Oso con el que mi amigo Eric me solía aterrorizar mientras jugábamos entre los grandes árboles? ”Seguí caminando hasta introducirme en el corazón del bosque, donde realmente me sorprendió encontrar nuestra cabaña. Aún seguía teniendo la bandera en el tejado, el escudo y la espada sobre la pared de la entrada. La madera envejecida y húmeda me trajo más recuerdos.
lunes, 8 de febrero de 2016
Relato 1: La excursión
(Publicamos una serie de relatos, escritos por alumnos y alumnas de 3º D y coordinados por la profesora Rosa Alcalá, que debían cumplir dos condiciones:
Tener más de 300 palabras.
Contener tres frases en común.)
Tener más de 300 palabras.
Contener tres frases en común.)
Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa visualicé todo el entorno. Al frente, entre eucaliptos, el río Odiel; a la izquierda el puente de hierro que ahora es una vía verde pero hace muchos años fue una vía férrea que cruzaba el río. Era una línea ferroviaria que finalizaba su trayecto en Ayamonte. Mi madre decía que cuando era como yo iba a la playa de la Antilla en ese tren y que siempre iba cargado de turistas extranjeros (“guiris” es como se les llamaba a estos viajeros) cuyo destino era Portugal. A la derecha otro puente cruzaba el río, el de la carretera nacional A-49 y que se le llama “El Desvío” y al barrio que colinda con éste se le denomina “El Puente”. Las cigüeñas sobrevuelan continuamente el río y sus orillas para buscar ramas, que transportan en sus potentes picos, para hacer sus nidos en los campanarios del Convento del Vado, en la torre de Santiago, en el campanario de San Juan, en las estructuras metálicas que sirven de soporte a los cables eléctricos y también en los troncos de las palmeras que han perdido sus copas a causa de una plaga de gusanos rojos.
Ubicación:
España
miércoles, 15 de abril de 2015
Alumnado
Alumnos y alumnas de segundo y cuarto han escrito, coordinados por la profesora de Lengua y Literatura Carmen Calvar, una serie de relatos, cuentos, opiniones, .... Estos textos pueden leerse en las páginas estáticas de primer y segundo ciclo.
domingo, 22 de marzo de 2015
Carta de una adolescente a su hijo
Gibraleón 11 de febrero de 2015
Desde que supe que estaba embarazada,
sentí mucha emoción y me cuidé mucho para que llegaras sano y saludable, aunque
te confieso que, algunas veces, caía en la tentación o cedía a tus pedidos
exitosos.
lunes, 2 de febrero de 2015
Relatos
Alumnos y alumnas de los cursos de 2º B y 2º C, coordinados por la profesora Menchu Calvar, han escrito una serie de relatos compartidos en la asignatura de Lengua y Literatura. Puedes leer estos relatos en la página estática Alumnado de primer ciclo.
viernes, 19 de diciembre de 2014
HISTORIAS COMPARTIDAS 2: El reloj
La chica miraba con fascinación el viejo reloj, sabía que tenía algo muy
especial.
Esa noche la niña no podía dormir,
estaba inquieta por todo lo que había pasado ese día, pero se acordó del
medallón de su abuela y eso le dio fuerzas. Bajó de la cama, se puso sus
zapatillas y cogió con sigilo el artilugio. Miró todos los detalles con mucha
atención. La cubierta, al parecer de plata, era fría y mostraba grabados chinos
de oro. Recordó que su abuela siempre había sido muy fanática de la cultura
china. Al abrirlo vio su engranaje. Su funcionamiento era diferente al de los
demás, las ruedas dentadas giraban hacia la izquierda. Sin duda ese reloj era
muy especial; en la parte de atrás, encontró una ruedecita marcada
con unos símbolos.
lunes, 24 de noviembre de 2014
HISTORIAS COMPARTIDAS 1: Nora y el ser monstruoso
Nora golpeó la puerta hasta que sus manos comenzaron a vibrar.
En aquel momento incontables sentimientos inundaban su corazón (si es que
quedaba de él). Sentía cómo sus ojos ardían, cómo sus puños temblaban de ira, y
cómo un nudo se formaba en su garganta, amenazando con no deshacerse jamás. En
el exterior, fuera de su habitación, su madre estaba siendo torturada a manos
de un monstruo. Escuchaba los gritos desgarradores que emitía su madre y sentía
que con cada uno de ellos perdía la poca fuerza que conservaba. También sentía
las palpitaciones de su corazón; estas parecían estar poseídas por una fuerza
inhumana capaz de romper sus costillas para abrirse camino y huir al exterior,
a otro lugar, a otro mundo. De repente, los gritos cesaron y una vaga sensación
de alivio la recorrió. Por otra parte, intuía que la causa de aquel silencio
repentino no era nada agradable. Había perdido a su padre diez años atrás en la
guerra y no quería que pasara lo mismo con su madre, no quería perder a aquella
mujer sobreprotectora, a aquella mujer de pelo cobrizo y delicadas pecas
anaranjadas esparcidas por sus pómulos, a aquella mujer que la había ayudado a
levantarse en sus interminables caídas y a aquella mujer que, durante los diez
años siguientes a la muerte de su padre, había tenido que asumir dos papeles y
aguantar el peso de infinidad de cosas sobre sus hombros.
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