domingo, 22 de marzo de 2015

Carta de una adolescente a su hijo


                                                                Gibraleón 11 de febrero de 2015
     Querido hijo:

     Escribo estas palabras porque quiero que sepas lo que sentí por ti desde que te conocí. No sé qué edad tendrás al leer esto; sólo espero que la suficiente para comprender que siempre fuiste mi energía, mi vida.
     Desde que supe que estaba embarazada, sentí mucha emoción y me cuidé mucho para que llegaras sano y saludable, aunque te confieso que, algunas veces, caía en la tentación o cedía a tus pedidos exitosos.

     Fue un embarazo bonito y tranquilo. Mientras te desarrollabas dentro de mí, intenté cada día que  juntos hiciéramos planes de vida.
     Ah!     Ni te imaginas la cara que puso tu papá cuando supo que serías niño...  Se sentía muy feliz. Estábamos ansiosos de conocerte.
     La mañana que decidiste nacer, estaba agotada. No obstante, me quise hacer la valiente y te parí sin ayuda. Estaba sacando fuerzas de lugares impensables. Yo también quería conocerte…
     Y ese momento llegó. No paraba de olerte y decirte lo mucho que te amaba. Te quise al instante. Hijo, cada paso que di, lo hice siempre pensando en ti y en tu bienestar. No fui, soy o seré la madre perfecta, pero siempre me esfuerzo, no te quepa la menor duda.
     Te amo y te amaré desde siempre y hasta siempre. El día que te conocí fue el más feliz de mi vida y ¿sabes por qué?, porque ese día naciste conmigo.
     Un beso.

                    Tu mamá


PD.- Su autora ha querido permanecer en el anonimato, pero podría ser cualquiera de las adolescentes que conviven, día a día, en nuestro centro y que se esfuerzan en salir adelante de los inconvenientes y golpes que, de vez en cuando, les da la vida. Un fuerte abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario