Desde lo alto de un árbol en el patio de mi casa, una noche de invierno, yo me disponía a ver una película, cuando, de repente, escuché unos pasos en la planta de arriba. Me levanté y fui a averiguar de dónde venían. Estaba subiendo las escaleras y de pronto vi una sombra Me asusté, corrí hacia mi habitación, pero algo me agarró por el cuello y me tapó la boca con un pañuelo, solo recuerdo que la sangre manchó la alfombra. Después, algo me despertó, pero yo no estaba en mi casa. Todo estaba oscuro, solo percibí una luz que me iluminaba la cara. De pronto vino alguien, se sentó en frente mía, se encendieron todas las luces y el hombre me preguntó:
- "¿Qué hacías ayer en la fiesta?"
Yo me quedé pensando unos minutos y le dije:
-" Mis amigos me invitaron a esa fiesta".
El hombre se fue sin dar explicaciones, se apagaron las luces y todo volvió a estar oscuro.
Al día siguiente, otra vez vino el hombre y me dio comida y agua. Otra vez se encendieron las luces y ese hombre me pregunto:
-"¿Cuántos años tienes?"
Yo le respondí que tenía 18 años. Después le pregunté que quién era él, pero me respondió que él era un hombre normal y que su trabajo era proteger a la gente.
Se fue y no volvió hasta la noche. Yo sequía sin saber dónde estaba, así que, cuando vino y lo volví a ver, se lo pregunté y me dijo que yo estaba en un lugar seguro. Me miró fijamente, me dio una manta y se fue. Yo no sabía dónde estaba, tenía miedo, y ya hacía cuatro días que me encontraba allí y no sabía nada. Nada de mi familia, nada de mis amigos, nada del misterioso hombre. Sólo sabía que estaba en un lugar seguro (o eso decía el hombre).
Aunque intentase escapar, yo sabía que no lo conseguiría jamás. En ese momento, vino el hombre de nuevo y yo le pregunté qué había pasado y él me contó que nuestro país había entrado en guerra y que todo había sido destruido. Ahí me di cuenta de que no volvería más a casa.
Moisés Ujica