El viernes 25 de abril tuvo lugar un pequeño recital de poesía en el Salón de Actos de nuestro instituto con motivo del día del libro, que fue el miércoles 23.
En él participaron los alumnos de 4ºC, que recitaron poemas trabajados en su clase de Proyecto Integrado. Todos leyeron poemas con los que se sentían algo identificados pero, una alumna, recitó un poema que ella misma había compuesto.
Hubo dos turnos: antes del recreo acudieron las clases de tercero y cuarto, tras el recreo asistieron los grupos de primero de bachillerato.
He aquí el precioso poema propio de Aziza Akherraz :
Delirando
Camino sonámbula mientras delicadas mariposas se metamorfosean bajo mis pies, mientras un gigante péndulo amenaza con derribarme con cada oscilante movimiento y mientras observo como lejanas sombras amordazan a inocentes palabras provocando que palidezcan, que se vuelvan transparentes, invisibles, inexistentes. Camino, camino mientras la realidad se vuelve confusa ante mi mirada, plagándose de formas inesperadas y de ebrias preguntas tambaleantes que al desplomarse contra el suelo gruñen airadas.
Cierro los ojos, apretándolos con fuerza, intentando crear una barrera que establezca límites entre este y ese mundo, intentando no ser más la espectadora de este cruel delirio. Y aquí estoy yo, caminando, inmersa en mis pensamientos, volando entre inseguridades, derramando lágrimas por el inexorable paso del tiempo que presiona mis sienes, esperando que duras patadas se aposenten en mis pulmones y relamiendo heridas hasta dejar que mi boca seca patalee, resistiéndose, exigiendo no seguir probando más ese amargo sabor, el sabor a sangre.
Un pánico inmovilizador se apodera de mi cuerpo, dejándome petrificada, sin aliento, mientras pasea sus fríos dedos por las cuencas de mis ojos, serpentea por las comisuras de mis labios y martillea con ímpetu mi cráneo. Repugnante pánico que me obliga a tragar púas, afiladas púas, piedras, duras piedras, aire, dichoso aire. Levanto mi mano huesuda y la introduzco en mi vientre haciendo una mueca de dolor, atrapando un puñado de revoloteantes mariposas, observándolas con delicadeza y preguntándoles: ¿Cómo podéis vosotras, hermosas manchas doradas, causar tanto daño?
Las lanzo al suelo dejándolas caer suavemente y sigo caminando.
Texto de Claudia Prieto. Fotografías de Julia de la Rosa. 4ªC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario